La oveja negra
Habiéndome dado cuenta esta semana de que tengo tres lectores y del poder que tiene la escritura para conseguir que yo me desinhiba, vuelvo a dejar un par de pensamientos en mi blog para deleite de dichos lectores, calma de mi espíritu y orden en la vorágine de mis pensamientos.
Tres mil ciento cuatro caracteres para decirle a mi pantalla que me devuelva en forma de palabra escrita algo que no alcanzo a comprender, a ver si leyéndolo al menos lo entiendo. Hablo de una especie muy extendida en el siglo veintiuno. Sin ir más lejos al lado de dónde yo trabajo hay seis especimenes de este tipo. Son los trabajadores del sector secundario, o como a ellos les gusta que les llamen: los “currelas”.
Afortunadamente en todo rebaño hay una oveja negra y yo tengo el privilegio de serlo en éste.
Un día normal de esta gente suele empezar a las ocho de la mañana, llegando a sus puestos de trabajo en vehículo propio, ya sea ciclomotor o coche destartalado, dando grandes acelerones para anunciar su llegada, con la música que normalmente máquina a toda voz y con las ventanas bajadas aunque estemos a dos gados bajo cero. Después de hacer su triunfal aparición, bajan del coche y encienden un pitillo, si no lo llevan ya encendido y sueltan el buenos días a gritos “BUENOG DIÁ PO LA MAÑANA, EGJJJ”.
Cuando están los seis reunidos y todos han interpretado su papel rutinario empiezan a trabajar. Saliendo y entrando al taller dos veces por minuto y haciendo el máximo ruido posible. ¿Esta gente no sabe hablar de otra forma que no sea gritando? Da igual que estén a diez metros el uno del otro que estar cara a cara. Para hablar gritan, o para ser más específicos, sueltan un rugido gutural que es prácticamente inteligible para los que no son de su especie. Yo, después de mucho observar, estoy empezando a aprender este idioma y comienzo a entender las cosas tan importantes de las que hablan: (Pavas, pivas, chatis, chorvas, nenas, morenazas, coches, tunning, motos, fútbol)
Es igual que cuando empiezas a descifrar los jeroglíficos que hacen los médicos cuando escriben algo, aunque ahora que empiezan a tener ordenadores en las consultas he oído que para escribir recetas y comunicarse con sus colegas van a emplear la fuente “wingdings”.
Después de esta digresión sigo con el día de “los seis”. Una hora después de lo explicado anteriormente se encaminan hacia el bar más cercano para desayunar. Bocadillo de beicon con queso, botellita de vino tinto de la casa de quince grados, carajillo de magno y roslï pequeño. Siete Euros y vuelta al trabajo.
El resto de la mañana lo consumen a tiempo partido entre golpes y cigarrillos. Es aquí cuando yo me pregunto si es necesaria tanta gente para hacer el trabajo que podría hacer la mitad de gente en la mitad de tiempo, pero eso es preguntarse demasiado.
Por la tarde es más o menos lo mismo pero sin pausa para merendar, porque eso ya no es cosa de “machotes” y sobre las siete de la tarde acabar la jornada para ir al bar a seguir trabajando, pero esta vez sin estar en el taller y con una mediana en la mano mientras siguen iluminando al mundo con su sabiduría en el mundo del deporte, el motor o la tauromaquia.
Espero que haya mucha gente que esté en este sector que como yo se considere la oveja negra y no siga estas normas tan reaccionarias, porque cada día que voy a trabajar acabo peguntándome si yo acabaré volviéndome como ellos o conseguiré mantenerme fiel a mis ideas; si para hacer algo que te gusta tienes que ser como la mayoría que hace eso; si para hablar y que te presten atención tienes que gritar y usar coletillas depravantes y demostrar que tu cerebro no va más allá de lo que llega el de ellos, que es muy poco; y si es cierto eso que dicen de que para vivir feliz mejor no analizar las cosas y quitarle importancia a todo.
2 comentarios:
Que gracia me has hecho!!!
Estoy orgullosa que dentro de ese mundillo haya ovejas negras, y sobretodo de que aún no te hayas aplicado a ti mismo el principio este de que para ser feliz mejor no analizarlo todo, porque así nos seguirás deleitando a tus fieles lectores de esta visión tuya tan particular de las cosas!
Sigue asií!
Se despide, ansiosa por encontrar otro escrito dentro de poco, la Heidi que más quiere a su pedro!!
De
Anónimo, A las
11:33
Que risa, y que pena...
Dios cría ovejas negras, y ellas se juntan para despotricar, o para acabar con el rebaño, a saber.
Tu dí que sí, sigue observando, que si esos especímenes que describes lo hicieran más, puede que cambiaran un poco...
Gracias por atender a tus lectores!
Un beso, y hasta pronto
N
De
Anónimo, A las
11:52
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