E f i m 3 r o

21 octubre, 2006

Le estoy cogiendo el truco a esto

Después de estar un par de horas trasteando por las diversas opciones del blog, he descubierto que ofrece muchas posibilidades. Si Arquímedes hubiese vivido en esta época hubiera dicho "dadme un blog y cambiaré el mundo".

Al principio lo veia frío y con demasiado inglés por todas partes, mal formato de la fecha, de la hora y desorden en los enlaces. Pero con tesón se puede cambiar todo. Solo es cuestión de decisión y de saber levantarse cuando se tropieza, aprendiendo de nuestros fallos y teniendo siempre las espaldas guardadas para asegurarse la marcha atrás, o en el peor de los casos borrón y cuenta nueva. Como casi todo.

No se si habrá alguien que entienda esta metáfora; eso es lo bueno de todo esto. Puedes decir lo que quieras y no tiene por que entenderlo todo el mundo. Al menos aquí no te sientes desoído o desleído por liarte demasiado.

Conductores públicos

Vengo indignado. De camino al trabajo, a primera hora de la mañana, me he encontrado delante un taxi que al ver que detrás había laguien con prisa ha reducido la marcha, y en un cruce se ha metido un autobús, porsupuesto sin tener preferencia.

Hace mucho tiempo que pienso que los conductores de autobús y los taxistas son unos necios (las tres acepciones que aparecen en el Diccionario de la RAE les definen)
Si pueden perjudicarte en cualquier cosa lo hacen, ya sea que hay un hueco para meterte o que tienes el semáforo en verde, ellos te lo cierran siempre que puedan o aminoran para que no pases al llegar al semáforo. A veces me pregunto si existe una escuela de conductores de transportes públicos en la que una de las asignaturas sea la de ser imbécil rematado y antipático acabado.

Hay gente que los disculpa diciendo >> ¿y que? ¿Acaso todos tenemos que ser unos bordes con todos cuando estamos trabajando en lo que pasamos la mayor parte del día?

Ya seamos dependientes, informáticos, médicos, profesores, albañiles o banqueros, no podemos ir jodiendo a todo el que se nos cruce por nuestro camino por el simple hecho de que llevemos siete horas trabajando.
este principio parece que los conductores no lo tienen aprendido. A ver si con esto del carnet por puntos se van tranquilizando un poco...

Un libro malo me ha hecho pensar

Acabo de acabar de leer un libro que compré, entre otras cosas, por las críticas de los lectores que aparecían en una página Web. Normalmente no me fío de las críticas; de las de las personas que opinan sin recibir nada a cambio me suelo fiar, pero no de las de los que cobran por decir que todo lo que le gusta al populacho es malo y lo que no, es muy bueno. Ya sea cine, literatura, música, etc. No he encontrado crítico que valiera un ardite.

Bueno, pues en este caso me llegó un mail con las novedades literarias y destacaban un libro titulado “Literati” de Barry McRea. El escueto argumento no estaba mal y las cuatro opiniones de supuestos lectores que aparecían en la página, al tercer día de salir a la venta, eran muy buenas. Uno decía que lo había acabado en un solo día, otro que era espléndido y que sería la novela del año. No pensé mal de esta Web (cosa que ahora hago, de esta y de todas las que vendan algo) y me dije, por qué no, cómpralo.

La primera página está bien, pero ya está. A partir de ahí, las trescientas cincuenta y pico páginas no valen una mierda. El argumento es insulso hasta el final, que esperas que sea revelador y un soplo de aire fresco para contrarrestar la viciada sensación que te ha dejado el libro, pero nada. Un libro que no me ha aportado absolutamente nada y me ha hecho perder varios días.

En fin, lo que me ha dado que pensar este libro no tiene nada que ver con el escritor ni con el argumento, sino con las Web que venden libros, música o cualquier tipo de “ocio”. Al principio pensaba que las críticas de los lectores eran de lectores en realidad, pero me he ido dando cuenta que en realidad es una estrategia de marketing para conseguir vender más. Las ansias de enriquecerse a costa del engaño al consumidor. Que asco. Es como si yo abro un hilo en un foro y nadie contesta y empiezo a postear comentarios con nicks diferentes para hacer creer a la gente que es un tema muy activo y así conseguir que escriban más. No se, cada día me sorprendo más de las malas maneras de hacer que tiene la gente y estoy empezando a sentir asco por el género humano. Estoy pensando en convertirme en anacoreta y olvidarme de todo este mundo de consumismo, intereses, ambiciones., odios y “negocios”, que tienen en común una sola cosa: El DINERO, y cuanto más mejor.

    Madre, yo al oro me humillo,

    él es mi amante y mi amado,

    pues de puro enamorado

    de continuo anda amarillo;

    que pues, doblón o sencillo,

    hace todo cuanto quiero,

    poderoso caballero

    es don Dinero.

Un trocito de un día normal

A estas horas, las últimas del día, acabo de llegar a casa después de un laaargo día de trabajo. Largo no por el trabajo sino por la gente y los comentarios con los que he tenido que compartir el día.

A las siete y media de la mañana primer encuentro con un vecino. Se pone en marcha el mecanismo automático e inteligible de los buenos días (mala cara) y la "obligada" decisión de bajar por las escaleras para evitar los incómodos quince segundos del ascensor.

Llego al trabajo después de un largo camino, pues los que se creen los propietarios de la calle mueven a su antojo vallas, containers de obras, y todo cuanto puedan meter en medio, me paran para que un camión entre desde el siguiente cruce, marcha atrás. Diez minutos perdidos y simpatía en el rostro del obrero, no hacia mí sino para la chica que se dirige a la parada del autobús y agacha la cabeza para encajar el pseudo-piropo.

Mañana larga y alegre en mi interior solo pausada por las ráfagas de encuentros con los trabajadores cercanos. Nada destacable salvo el ruido que tengo que soportar durante seis horas.

Vuelta a casa entre prisas. Parece que el tráfico ha doblado su velocidad con respecto al de la mañana y tengo que vigilar el que sale del estop sin mirar, la moto que adelanta por la derecha y los niños que cruzan la calle con su nuevo horario matinal de clases.

Después del corto descanso del mediodía otra vez de vuelta al trabajo, menos coches pero paradas más largas. ¿Todos los conductores están dormidos a estas horas? Llego al trabajo después de mi estrés, que me ha sacado cinco minutos de ventaja, y vuelta a lo mismo. El buenos días se convierte en buenas tardes pero los oigo igual, mmmnos iiiasmm. Gano el pulso a la tarde y consigo pasar a la siguiente fase. Vuelta a casa. Por el camino una canción en la radio habla de botellas, ron, güisqui y me recuerdan que algo de eso debe de haber en el mueble-bar del comedor.

Aparco dando solo seis vueltas a la manzana y tres a la periferia y subo a casa andando porque el ascensor no baja. Alguien debe de haber puesto algo para que la puerta no se cierre mientras espera a que lleguen sus acompañantes para bajar y para que los posibles usuarios de éste no lo usen; abro la puerta y tarareo esa canción que escuché en el coche. Abro el mueble-bar y cojo la primera botella que veo. Una copa con cuatro cubos de hielo, algo de jazz que bajé ayer de no se donde y un par de horas por delante para escribir o lo que sea. Buena recompensa para acabar el día...

Primero e importante

Escribo estas seis líneas sin sentido a modo de presentación para quien lea este post, que seguramente serán menos de los que ahora pienso, y eso que estoy pensando en un número de una cifra.

Ahora estoy ojeando todo esto y poniéndome al día de como funciona este blog. Título, tags, categorías, sobre mí (que puede decir uno mismo sobre si mismo. Si es bueno puede sonar a vanidoso y si es malo siempre suena a "víctimismo"), enlaces, etc.

He decidido darle una oportunidad a esto y ver si consigo hacer algo durante más de un mes seguido (ya tengo algo sobre mi; no soy constante) pero como siempre eso dependerá en un treinta por ciento de mi y en un sesenta por ciento de los demás, el diez por ciento restante es la mala suerte. Siempre le concedo un pequeño porcentaje a la suerte. Aunque uno no quiera, siempre se acaba dependiendo de ella.

Hace dos minutos ha sonado el teléfono y he ido a cogerlo. Al volver el diez por ciento del que antes hablaba se ha manifestado en forma de amigo celoso y ha echado a la musa de la inspiración que tenía sentada en la silla de mi izquierda. Me he quedado solo en la habitación con el primer escrito a medias. ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil?